Una experiencia se vuelve maestra cuando uno se toma el tiempo de aprender de ella.
Si partimos de las ideas de que "la montaña es una maestra muy sabia" y que "el maestro llega cuando los alumnos están listos", entonces se entiende que cuando se nos presenta la oportunidad de ir a la montaña, es que estamos listos para aprender algo. Si bajamos de la montaña exactamente igual que como subimos, entonces no aprendimos lo que podíamos aprender. La montaña puede ser física o figurada, pero la premisa es la misma.
El aprendizaje implica cambio; de algún tipo, en algún aspecto, en algún grado. Algunas veces nos resistimos a aprender y/o a aplicar la lección... y en ese caso la vida nos la seguirá poniendo en el camino de diferentes formas hasta que la hayamos aprendido.
Para no salir indiferentes de una experiencia y que esta quede simplemente como "un día más", es necesario tomarse el tiempo de extraer los aprendizajes para poder transferirlos a otros contextos y momentos. El proceso de extracción del aprendizaje puede verse como un momento breve de introspección y reflexión personal, como un diálogo formal con quienes se compartió la experiencia o como un proceso de años y muchas etapas hasta que finalmente todo cobra sentido. En todos los casos, el aprendizaje es aplicable a futuras vivencias.
La experiencia es la mejor maestra pero, una experiencia no se vuelve maestra hasta que uno se toma el tiempo de aprender de ella.
"Hay más en ti de lo que crees. Si tan solo alguien pudiera ayudarte a darte cuenta de esto, entonces quizás, y por el resto de tu vida, nunca te conformarías con algo menos".
-Kurt Hahn
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